¿SABÍAS QUÉ...?
El rey Gustavo III de Suecia estaba convencido de que el café era un veneno. Y para demostrar su toxicidad condenó a un asesino a tomar café todos los días y a otro delincuente le indultó con la condición de que bebiese te a diario. El experimento fue seguido por una comisión médica, resultó un fracaso: primero murieron los médicos, después el rey, muchos años más tarde el condenado a beber te y por último el bebedor de café.
0 comentarios